Alicia Quintela y su familia llevan cuatro décadas y media vendiendo música en Barakaldo, pero llegaron a contar con otros cinco establecimientos en Bilbao. Reproducimos parte de la conversación que, en el marco del festival Hiriko Soinuak, donde fueron homenajeados, mantuvieron Quintela y Joseba Vegas, director de BI FM
Hace unos días, en el marco del festival Hiriko Soinuak (derivado del certamen del mismo nombre), se celebró en Barakaldo la primera edición de Bunker, una feria musical que contó con varios stands, talleres, entrevistas y mesas redondas en torno a «la música y las emociones». En uno de los puestos, el de la tienda Long Play, se encontraba Alicia Quintela, protagonista también de una de las charlas programadas, dado que su establecimiento físico en la localidad vizcaína cumple ahora la friolera de 45 años vendiendo discos.
Quien firma este artículo tuvo el honor y el placer de ser el encargado de conversar con la portavoz de este negocio familiar que llegó a contar con seis tiendas simultáneas, cinco de ellas en Bilbao. Cerradas las de la capital vizcaína hace una década, ella y su sobrino Josu aguantan el tipo tras el mostrador del negocio original, el de la calle Francisco Gómez, 2.
Tras la entrevista, Alicia y Josu recibieron sobre el escenario de Hiriko Soinuak, de manos de la alcaldesa, Amaia del Campo, un disco de platino en reconocimiento a su trayectoria. Fue justo antes del concierto de los míticos e influyentes 091, banda invitada en la jornada del sábado, 21 de octubre.
A continuación, la transcripción de parte de lo comentado en ese encuentro público que congregó a un buen puñado de allegados, amigos, clientes, periodistas y músicos.
Stand de Long Play en la feria Bunker // Jon Goikouria
¿Cómo se fundó Long Play?
La tienda se abre a finales del 78, tras hablar mi hermano Juan con un amigo que llevaba una tienda mayorista de Bilbao llamada Faisán. La idea era trabajar novedades, pero, sobre todo, dar salida a discos fuera de stock o descatalogados, los cuales las discográficas vendían a precios muy económicos, por eso nos caracterizamos por tener siempre muchas ofertas.
Así que los hermanos visteis una oportunidad de negocio. Fue una tienda de discos, como podría haber sido otra cosa.
Sí, eso es.
¿Teníais en la familia afición por la música?
Melómanos no éramos ninguno, pero en casa mi hermano mayor tenía tocadiscos, ya a finales de los 60, en el que ponía singles, sobre todo. No sé dónde los compraría en aquellos tiempos. Yo tuve mi casete, desde bien jovencita, por lo que sí, nos gustaba la música, pero yo creo que le gusta a todo el mundo. No abrimos porque fuéramos melómanos.
¿Qué recuerdas del Barakaldo de aquella época?
Pues eran casi los 80… se vendía mucho casete. Vinilos, también, pero sobre todo casetes. Tanto lo que estaba de moda en aquel momento, como música tradicional, regional. Al ser Barakaldo un pueblo con tantos emigrantes, se vendía mucha música de otras Comunidades. Después se empezó a vender más vinilo, entrados en los 80. De blues, folk, jazz…
La tienda // Long Play
¿Y qué me dices de los punkis o los heavies? En Barakaldo había muchos. ¿Os visitaban las diferentes tribus urbanas?
Los heavies, sí. Han venido desde el principio, siguen viniendo, y les tengo muchísimo cariño. En la tienda siempre hay un escaparate dedicado a ellos. El punk, no tanto. Aunque recuerdo un concierto en la ciudad deportiva de San Vicente con La Banda Trapera del Río, Cucharada… Vino muchísima gente y se dice que ahí nació el punk en Barakaldo. Solo llevábamos un año, pero ya estaba Long Play.
No sé si hubo una época dorada como tal.
Los mejores años fueron los 80 y casi todos los 90.
¿Cómo cambió la cosa con la llegada del CD?
El CD nació a principios de los 80, pero nosotros no lo tuvimos hasta bastante después. Primero, porque los clientes no tenían reproductor; segundo, porque los discos eran muy caros. Seguimos con el casete y el vinilo y poco a poco fue entrando, hacia el 85, 86… y hubo que preparar los muebles de la tienda. Fue la muerte del casete.
Por aquella época abristeis un montón de tiendas en Bilbao.
Una en Doctor Areilza y otra en Autonomía que los heavies aún recuerdan mucho. En Long Play nunca hemos querido especializarnos en ninguna tienda, hemos querido vender de todo, pero los heavies hicieron de la tienda de Autonomía un sitio referencial.
Entrevista en Bunker (Hiriko Soinuak) // BI FM
Pero no fueron las únicas.
Luego se abrió otra en Gregorio de la Revilla, en la Plaza Campuzano, luego en Deusto y la última en la calle Luchana. Cinco tiendas en Bilbao, fueron años muy buenos.
¿Cómo recuerdas la competencia? Solo en Barakaldo también estaban Vellido, Zaballa…
Había muchas ventas y llegaba para todos. Cuando nosotros abrimos, en la misma calle nuestra estaba Musical 1, cien metros más arriba. Luego estaba Discoteca Serrano, que más tarde fue Zaballa, después abrió Marca… y estaban las grandes superficies entre comillas: Simago, la Cooperativa La Cruz… todos vendían, sobre todo, novedades. Zaballa vendía singles a los bares, Vellido tenía instrumentos y en Long Play teníamos ofertas. Como se vendía mucho, no había realmente competencia.
¿Y con el auge de los centros comerciales? Max Center abrió en Barakaldo y, con él, nada más y nada menos que una macrotienda Virgin Megastore.
Sí, todo influye, lo que la gente se gasta en los centros comerciales no se lo gasta en el pueblo, pero creo que Virgin tampoco fue lo que se esperaba.
¿Recuerdas colas para comprar el recopilatorio “Boom” en Navidad o algún otro lanzamiento que tuviera mucho éxito?
¡Todavía hay quien viene a pedirnos algún “Boom” que les falta! Sí que recuerdo que en el 78 salió la banda sonora de “Grease” y se vendió muchísimo aquel casete. Las colas se formaron sobre todo con firmas de discos como la de Ramoncín, en el 86. Él, que venía de Vitoria y era invierno, pensaba que no iba a haber nadie y no le gustaba la idea de viajar para ir a un pueblo, pero, cuando llegó, la calle estaba cerrada al tráfico por la cantidad de gente que había. La Policía Nacional vino a preguntar qué pasaba y Ramoncín tuvo que aparcar en otra calle y venir escoltado entre tres o cuatro. En el 87 venía Loquillo y también tenía sus dudas. “Tú, habla con Ramoncín y le preguntas”, le dijeron. Vino encantado, claro.
Alicia Quintela // Jon Goikouria
Seguís haciendo firmas de discos.
Más recientemente, de Vhäldemar, de Porco Bravo, de Indrid… Si una banda quiere presentar el disco en la tienda, le dejamos el espacio libre.
¿Qué vendéis más a día de hoy?
Casetes dejamos de vender hace muchísimos años, aunque tenemos uno de Iron Maiden que es más caro que el vinilo. Hará cosa de 5 años o 6 que volvimos a vender vinilos. Después de la pandemia, entraron a saco y llegan todas las novedades y ofertas en ese formato, así que tuvimos que acomodar de nuevo la tienda. El CD todavía sigue… y se dice que va a volver a crecer la venta, no lo sé.
En 45 años habrá habido épocas malas.
Sí, claro, cuando la piratería, las descargas gratis… todo eso hizo mucho daño y nos hemos quedado solos en Barakaldo. Las tiendas de Bilbao las cerramos en 2013. No se podían mantener, con tanta gente trabajando. Y ahora, con el streaming… En Barakaldo tenemos la suerte de que tenemos muchos clientes que nos apoyan, pero son años malos. Resistes, cobrando menos. No sabríamos qué otra cosa hacer porque lo que nos gusta es la tienda y somos familia.
Sois familia y con los clientes tenéis trato familiar.
Muchos vinieron a Long Play llegando justo justo al mostrador y ahora ya vienen con sus niños.
Alicia y Josu // Jon Goikouria
Pero, ¿hay relevo generacional?
Sí, sí. No es tanto como antes, pero tengo clientes jovencitos que están deseando tener unos euros para comprarse sus vinilos. Son hijos de clientes míos que hacen lo que ya hicieron sus padres: venir donde Alicia a comprarse unos discos.
