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BIME Live: Crónica del viernes 22 de noviembre (Manic Street Preachers, John Grant, Passenger…)

Manic Street Preachers, Passenger, John Grant, Patrick Wolf, <<rinôçérôse>>, Jay-Jay Johanson, Soleá Morente y Los Evangelistas, McEnroe… todos ellos actuaron en la primera de las jornada del festival enmarcado en Bizkaia International Music Experience. Nos lo relatan Joseba Vegas y Javi Arriaga

Manic Street Preachers, Passenger, John Grant, Patrick Wolf, <<rinôçérôse>>, Jay-Jay Johanson, Soleá Morente y Los Evangelistas, McEnroe… todos ellos actuaron en la primera de las jornada del festival enmarcado en Bizkaia International Music Experience. Nos lo relatan Joseba Vegas y Javi Arriaga

 

Después de tres jornadas dirigidas a los profesionales del sector musical (BIME Pro), el viernes 22 de noviembre arrancaba BIME Live, el festival musical, propiamente dicho, enmarcado dentro de ese Bizkaia International Music Experience que finalizaría un día después, el sábado 23 de noviembre. La primera jornada de BIME Live fue la de Manic Street Preachers, Passenger, John Grant, Patrick Wolf, <<rinôçérôse>>, Jay-Jay Johanson, Soleá Morente y Los Evangelistas, McEnroe…

 

Abrieron The Excitements, quienes ya habían actuado (y convencido) por partida doble en los showcases de los días previos, pero que en el escenario grande terminaron de confirmar todo lo bueno que venían apuntando. Soul y rhythm & blues de altura, con indudable sabor añejo, los temas de «Sometimes Too Much Ain’t Enough» (Penniman Records, 2013), brillaron en manos de la banda catalana (y en la voz -qué voz- de Koko-Jean Davis).

 

 

Tras ver un poquito del concierto de Xenia Rubinos (Escenario 3), con una interesante mezcla de loops, voz y la labor de su baterista, Marco Buccelli, quedó claro que el suyo habría sido uno de los directos que más hubiésemos disfrutado en todo el festival, pero ya se sabe que los solapamientos son un mal endémico de los festivales. Otra vez será. A quienes nos perdimos por completo fue a Anari, Inoren Ero Ni, Piers Faccini y Megan Bonell, pues entre coincidencias horarias varias, nuestra larga visita al Market (incluyendo el stand de bi fm), terminar de situarnos en el plano del BEC! y aguardar la salida a escena de Passenger, no hubo tiempo para más. 

 

Hablar, a día de hoy, de Passenger es hablar de Mike Rosenberg, tanto, que el exitoso singer-songwriter salió completamente solo al Escenario 1. Únicamente pertrechado con una guitarra electroacústica, el joven artista (aún no ha cumplido los 30) demostró tanto carencias como el porqué de su popularidad (y la que le queda por alcanzar). Entre las carencias, las propias de un espectáculo tan «pobre» en su planteamiento escénico y musical, acompañadas de varios tics un tanto «peligrosos» (hablamos de esa tendencia verbenera donde, sin importar lo que se canta -el propio artista llegó a decir «si no os sabéis la letra, cantad la, la, la»-, pesa más la celebración colectiva del personal) propios del stadium-rock. Porque sí, las canciones de Passenger son altamente coreables, con ese punto épico que ha hecho enormes a Coldplay o (ciñéndonos más a parámetros folk-rock) Mumford & Sons. Sabedor de ello, Rosenberg no dudó a la hora de invitar al público a ser partícipe de su show, encontrando la comunicón del respetable. Y es que, claro, mucho talento hay que tener para, con solo una guitarra, tu voz y tus canciones, embelesar a cientos de personas. Él lo hizo.

 

El Escenario 1 fue también el que acogió la actuación de John Grant. El ex The Czars, para muchos, el autor de uno de los discos del año gracias a «Pale Green Ghosts», su segundo disco en solitario (si bien en escena su banda es todo un sexteto), alternó con pericia los momentos más sublimes, sentidos y emotivos (no siempre tan folk como se le presupone) con esos más rítmicos y electrónicos (ojo, que no por ello menos intensos) de su última obra. Así, tras una primera parte reposada donde destacó su profunda voz, sonaron seguidas «Black Belt» y la propia «Pale Green Ghosts», llegando a dar pie a tímidos bailes por parte del personal. Tras esa parte central, vuelta a terrenos pianísticos, con «Where Dreams Go To Die» como punto álgido. Pelos como escarpias, oigan.

 

A Jay-Jay Johanson hay quien todavía lo recuerda por los tiempos electropop de «Antenna» (RCA/ Sony, 2002), craso error si contamos con que la mayor parte de la discografía del sueco está plagada de discos melancólicos y románticos, más cercanos al downtempo que a la música de baile. Y así fue su actuación en el coqueto y recogido Escenario 4 -ideal para la cita gracias a sus asientos tanto en pista como en grada-: tranquilo pero emocionante. Allí nadie bailó, pero el suyo fue uno de esos directos en los que la calificación de «bonito» no se antoja vacía de contenido. Y las canciones de «Cockroach» (Universal, 2013), a la altura de las circunstancias.

 

 

El Escenario 4 fue también el que acogió la actuación de Soleá Morente (hija menor de Enrique Morente) y Los Evangelistas (supergrupo formado por miembros de Los Planetas -J, Eric, Florent- y Lagartija Nick -Antonio Arias-), así que allí nos quedamos tras ver a Johanson. Abrieron los músicos, tirando del repertorio de «Homenaje a Enrique Morente» (El Ejército Rojo/Octubre/Sony, 2012), en espera de que la pizpireta vocalista apareciera sobre la tablas, cosa que ocurriría poco más tarde, con Soleá vistiendo camisa flamenca y chupa de cuero, como si de una analogía del sonido de la banda se tratara. Y si el gran pero fue la decisión de no interpretar «Si tu fueras mi novio», el sencillo más conocido de «Encuentro» (El Volcán Música, 2013), el momento álgido llegaría con «Yo, poeta decadente», el tema de Morente basado en el poema de Manuel Machado. Ni Soleá es Estrella ni Los Evangelistas son Los Planetas, pero su música y su directo es francamente disfrutable, más cuando hablamos de una rara avis dentro del pop (¿indie? ¿flamenco?). Cuando hablamos de «fusión» deberíamos hablar más de morentes y menos de macacos, está claro.

 

Manic Street Preachers, cabezas de cartel del viernes 22, demostraron, de nuevo, estar en plena forma a pesar de sus más de dos décadas de andadura y lo lejos que quedan los tiempos gloriosos del Britpop, del cual son uno de sus máximos exponentes y única gran banda en activo (con permiso de los reunidos Blur y Suede). Al igual que otros grupos británicos de su época, los Manics también bebieron de claras influencias British de décadas anteriores, pero, en su caso, partiendo del punk, no de Beatles, Kinks o Stones. Quizá sea por eso por lo que, a pesar de haberse vuelto cada vez más melódicos y entregar discos como el reciente «Rewind The Film» (Columbia/Sony, 2013), un trabajo de todo menos ruidoso, ellos sigan optando por los guitarrazos en sus conciertos. Con un par de músicos adicionales, James Dean Bradfield, Nicky Wire y Sean Moore abrieron con «Motorcycle Emptiness» (1992), «Your Love Alone Is Not Enough» (2007) y «Ocean Spray» (2001), dejando claro que no se iban a centrar en trabajo o etapa concreta. Después llegarían «Show Me The Wonder» y «Anthem For a Lost Cause», ambas de su nuevo LP, para seguir alternando canciones de ayer, con temas de hoy y otros ya clásicos como «You Love Us» o «Tsunami». Cerraron con «If You Tolerate This Your Children Will Be Next», el que sí, resultó ser el tema más celebrado por el público. Gran concierto. Y van…

 

 

El gran daño colateral de ver a los Manics fue el perdernos a Patrick Wolf, pero nos cuentan que arrancó con problemas técnicos, por lo que tardó en meterse en faena, si bien fue capaz de maravillar a la audiencia del Escenario 4. «Fue y se hizo corto, muy corto», nos aseguran.

 

En plena medianoche como estábamos, momento ideal para tomar fuerzas y cenar algo (a elegir entre bocadillos -los hay vegetarianos y veganos-, pizzas o kebabs), que aún quedaban cosas por delante. Así, tras compartir bocados y pareceres con los numerosos miembros de bandas, Djs, promotoras, salas y medios de comunicación que se podía uno ir encontrando en el BEC!, pudimos ver un ratito a McEnroe (Escenario 2 – Euskadi) y Yuck (Escenario 1). Los primeros, viendo que los segundos sonaban con furia guitarrera a lo lejos, tuvieron que amoldarse a las circunstancias. «Vamos a meter ruido nosotros también», dijo Ricardo Lezón, y, efectivamente, su concierto ganó en decibelios y pegada. Y es que, seguramente, no fuera el horario idóneo para su acompasada propuesta, más de sala de conciertos que de festival, por otro lado. Los londinenses, por su parte, quizá no convencieron a todos (la mayoría de la gente no los conocía), pero lo suyo fue un buen ejercicio de estilo shoegazer/noise pop. De todas maneras, la verdad es que el cansacio empezaba a hacer mella, por lo que había que ir decidiendo entre marchar a dormir o desperezarse para empezar a bailar. Y en esa disyuntiva estábamos, cuando fuimos al Escenario 3, el de Naive New Beaters.

 

Con una puesta en escena claramente festiva y desinhibida, los franceses Naive New Beaters jugaron a mezclar pop con rap, rock y hasta electro house, si bien la mezcla resultó en la práctica mucho más repetitiva de lo que parecía a priori sobre el papel. Eso sí, haciéndonos balancear de izquierda a derecha en canciones como «La Onda», no pudimos sino pasar un buen rato, dejando la excelencia musical para ocasiones más propicias.

 

 

Como una especie de mezcla entre Morcheeba y Hooverphonic, los daneses The Asteroids Galaxy Tour mejoraron lo anterior en términos de calidad y, encima, también nos hicieron bailar. Mette Lindberg y Lars Iversen, acompañados por otros cuatro músicos (sección de vientos incluida) pudieron llegar a resultar algo cansinos cuando estiraron sus soul pop en demasía, pero la cosa mejoraba cuanto más «acid» se ponía el asunto. Su tema más famoso, «Golden Age» (incluido en una potente campaña publicitaria el año pasado) fue también el tema estrellla. Después de ellos, ¿pudo alguno de los presentes no flipar y descoyuntarse con Rinoçerose?

 

BIME Live: Crónica del sábado 23 (Gossip, Mercury Rev, Mark Lanegan, Belako…)

 

 

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