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Ebrovisión

20 años de Ebrovisión, el consagrado festival de los “raritos” de Miranda de Ebro

«Rara avis» en el cada vez más «capitalizado» circuito festivalero, celebrará su 20º aniv. con un cartel secreto. Hablamos con su director.

Aquellos maravillosos años // Ebrovisión
Entrevista a Ramiro Molinero, director de un evento que, dos años después, celebrará su 20º aniversario con tres cuatro días de conciertos en la localidad burgalesa, en la que opera la asociación cultural que lo organiza, «rara avis» en el cada vez más «profesionalizado y capitalizado» circuito festivalero. Para más inri, este año su cartel es secreto…

Esperan meter 20.000 personas en tres días en un municipio burgalés de apenas 35.000 habitantes. Hasta aquí, lo habitual en Miranda de Ebro cada primer fin de semana del mes de septiembre, que es cuando se celebra Ebrovisión, su festival de música indie pop. Lo gracioso llega cuando dices que este año el cartel del evento es (y será) completamente secreto y que detrás de tamaña hazaña se encuentra una asociación cultural sin ánimo de lucro, la de Amigos de Rafael Izquierdo.

Y eso parece que sucederá, pues justo esta semana acaban de poner a la venta 100 únicas entradas de día para cada una de esas tres jornadas (jueves 1, viernes 2 y sábado 3 de septiembre), cuando están cerca de anunciar el «todo vendido» en lo que a abonos se refiere.

Una «rara avis» del circuito festivalero, como su propio director, Ramiro Molinero, reconoce en esta entrevista para BI FM en la que no solo se desvelan algunas de las novedades de la misteriosa vigésima edición (originalmente planteada para 2020), sino que se realiza una retrospectiva ebrovisiva, al tiempo que se trata de dar con las claves de un evento musical diferente en fondo y en forma.

Y más este año…

¿Cómo surgió Ebrovisión?

Surgió de un verano festivalero, cuando no había tantos festis. Tras un par de ellos, en una noche mágica en Benicàssim, en el FIB, pensamos que por qué no montar uno en Miranda, que podía ser viable, si bien no dejaba de ser una locura juvenil. A la vuelta, cuatro o cinco chavalillos nos reunimos con el Ayuntamiento planteándoles la idea y un año después, prácticamente, era una realidad, en julio de 2001. En aquel momento no podíamos ni pensar que cumpliríamos 20 ediciones.

Ebrovisivos pioneros // Ebrovisión

El FIB se montó en Benicàssim porque fue un poco el pueblo que cuadró. Buscaban un sitio en Levante, con playa, y todo confluyó. En vuestro caso era Miranda sí o sí, y ni playa ni nada parecido para montar el pack vacacional. Ahora las instituciones lo ven como una inversión con retorno económico, un atractivo turístico, etc. Pero entonces os mirarían un poco raro…

Sí, pero tuvimos la suerte de que en aquellos tiempos el Concejal de Juventud era un chaval joven, más joven que nosotros, incluso, y yo creo que le engañamos un poco o se dejó engañar, ja, ja. Pero teníamos claro que tenía que ser en nuestra ciudad, siguiendo la máxima punk del «háztelo tú mismo». Hasta entonces, teníamos que ir a Bilbao o Donosti para ver conciertos, así que buscábamos tener en el pueblo a esas bandas que queríamos ver y para cuyos conciertos teníamos que hacer kilómetros. Pensándolo, fue un poco egoísta, ¿no? Ja, ja. Y no solo surgió el «Ebro», sino que también se inició una programación continua en el pueblo. Y el festival El Chantre llegó seis meses antes que el primer Ebrovisión.

Un Ebrovisión de estreno que contó con un cartel nada desdeñable…

Tuvimos a Los Piratas; a unos jovencísimos Sidonie; a La Habitación Roja, que ya tenían bastantes fans; a Art School, una banda mod que había en Murcia; y a La Vacazul, el grupo del que salieron Depedro y gente de Sex Museum, Corizonas, etc. Pero el cartel se anunció un par de meses antes. De hecho, hasta hace 7 u 8 años, así se hacía, no había esa locura de anunciar el año previo. Se hacía una pegada de carteles en calles, locales, bares, tiendas de discos… y con eso ya estaba.

¿Cuánto costaba esa primera edición?

1.500 pesetas, 9 euros de ahora. Y con entradas físicas, nada de ticketing. Mandábamos entradas por correo, tacos a tiendas como Power Records en Bilbao, etc.

La medida del éxito // Ebrovisión

¿Fue antes la Asociación o el festival?

La Asociación, en 1991. El nombre es en honor de un chico del pueblo, Rafa, que murió en un accidente con solo 19 años. Era un activista cultural que programó varios conciertos y sus amigos montaron la Asociación para hacerle un memorial. Allá por el 2000 aparecimos gente más joven y dimos, entre comillas, un golpe de estado. Porque pensábamos que el memorial estaba muy bien y era necesario, pero que había que hacer más cosas.

Una asociación cultural sin ánimo de lucro. ¿Cómo encaja esto en un contexto de multinacionales, promotoras internacionales, grupos de inversión, grandes empresarios extranjeros…?

Somos una rara avis. Al comienzo sí que había muchas asociaciones culturales y pocas empresas montando festivales, pero hoy en día es al revés y quedamos pocas. También nos ha tocado profesionalizarnos, no a nivel de empresa, porque todos tenemos nuestro trabajo al margen y esto lo hacemos en nuestro tiempo libre, en vacaciones, pero sí a la hora de ser capaces de dotar de servicios a los asistentes y artistas. Vamos a eventos como el BIME y nos quedamos alucinados, para nosotros eso es otro mundo. En una industria tan profesionalizada y capitalizada creo que caemos graciosos, si bien respetan el trabajo que se ha hecho. En 2018 nos dieron el PremioFest al mejor festival.

Premio FEST 2018 para Ebrovisión

Carol Mahave y Ramiro Molinero con su Premio FEST // Javier Rosa

Por cercanía geográfica y configuración, habéis ido un poco a la par que Sonorama Ribera, el festival de Aranda de Duero.

Sí, así es, ambos somos asociaciones culturales, si bien considero que desde hace seis o siete años nuestros caminos se han ido separando. Nosotros ciñéndonos un poco más a la calidad, al trato cercano con el público y a no crecer demasiado, y ellos con otro modelo más basado en el crecimiento, con más gente y una línea artística más variada. Pero el alma de ambos festivales es muy pareja y nace de ese sentimiento de «háztelo tú mismo» y «por qué en mi pueblo no».

Ebrovisión es un festival de pueblo, con el pueblo y para el pueblo. Siempre habéis intentado hacer partícipes a los vecinos, los hosteleros y demás, ¿no?

Un 50% de la programación es gratuita y distribuida por diferentes puntos de Miranda. La música y la cultura tienen que ser para todo el mundo, para el que compra el abono y para el que no lo puede comprar. También hemos ido demostrando, año tras año, con mucho trabajo, que la música de estos raritos que querían hacer un festival indie era apta para mucha gente, que había que dejarse de prejuicios y disfrutarla. Los primeros años, el 80% era público foráneo, hemos llegado a tener solo un 15% de público mirandés, pero ahora andamos en un 60% de fuera, 40% de Miranda. Con toda la macrooferta de eventos, la gente ahora tiene menos necesidad de moverse fuera de su zona, así que estamos muy agradecidos de que tanta gente del pueblo nos apoye. Al mismo tiempo, tenemos un prestigio ganado que hace que venga gente de toda España.

Revel In Dimes en concierto

Concierto en el casco antiguo de Miranda // Stuart MacDonald

Hay un alto grado de fidelidad, en cualquier caso.

Sí, eso es verdad. Acaba una edición y, en tiempos de tanto hater en Internet, es que no recibimos ni críticas negativas. Y ponemos los abonos a la venta y los vuelven a comprar.

¿Qué destacarías de estos 20 años de festival?

Por el lado bueno, la respuesta del público en cada edición. Que en 2019 planteáramos hacer un cartel sorpresa para 2020, sin desvelar nombre alguno, y que en los días siguientes al anuncio se vendiera el 70% del aforo, nos dejó flipados. Cuando se nos ocurrió no dejaba de dar miedo, no hay nadie que se haya atrevido a algo igual, con un aforo de 20.000 personas en tres días. Que el público quiera venir sin saber qué se va a encontrar, pero sabiendo que le va a gustar, significa que se han hecho las cosas muy bien.

Por el lado negativo, hubo momentos críticos cuando decidimos cambiar de recinto, crecer un poco y pasar al actual, pero fue ruinoso. Nos pudo más la pasión que hacer bien las cuentas y los presupuestos y el festival quedó pendiendo de un hilo. Pero hemos de agradecer que muchos grupos que son familia del «Ebro» tiraron del carro y vinieron en condiciones muy ventajosas. Nos salvaron el culo.

Hay una fidelidad también por parte de las bandas, que llegan a rebajarse el caché para poder estar en Miranda. Saben que el modelo es diferente y quieren estar, ¿no? Y más si es un 20º aniversario…

Sí, muchas quieren estar en una fecha tan señalada, aunque es difícil en algunos casos, pues venimos de dos años sin conciertos, sin ingresos, y ahora, ante tanta oferta, entiendo que a alguna se le «olvide», pero estamos muy contentos con el cartel, con los artistas que han querido estar y que estarán. El público seguro que acierta bastantes nombres en sus quinielas, pero podemos adelantar que, en muchos casos, no van a ser conciertos normales sino especiales, más interactivos, con colaboraciones, sets más cortos, más largos… más dinámicos. Y sin solapes. El que quiera, va a poder ver a las 40 bandas. Es maratoniano… pero la gente se va a ir contenta.

Dorian en Ebrovisión 2019

Dorian en Ebrovisión 2019 // Iñaki Espejo-Saavedra

Más allá de los conciertos, entiendo que también habrá Ebropeque para niños, sesiones de DJ, comida popular el sábado… esas cosas, ¿no?

Sí, por supuesto. Conciertos en el recinto principal jueves, viernes y sábado. El recinto de La Fábrica de Tornillos se va a ver potenciado, con actuaciones gratuitas el viernes desde las 12 del mediodía hasta la apertura del Multifuncional, sin descanso. Luego el sábado Ebropeque con conciertos y talleres para niños, muestra gastronómica en el casco antiguo, más conciertos allí y en la Fábrica… y novedades en cuanto a los Djs y las afterparties, que van a tener otro formato. El domingo, concierto de despedida a mediodía.

Pues nos vamos a las cuatro jornadas.

Sí, realmente, sí. No van a ser cuatro jornadas enteras, pero nos vamos a ir a los cuatro días de festival, ¡es un año especial y hay que celebrar!

Tienes más información, abonos y entradas de Ebrovisión 2022 en www.ebrovision.com.

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