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Arctic Sunrise, una crónica de nuestra visita al barco de Greenpeace

El barco Arctic Sunrise de Greenpeace, en Bilbao // BI FM

Aprovechamos la visita del rompehielos de la ONG conservacionista para conocer más de cerca su labor y los peligros a los que se enfrentan nuestros océanos.

Oh, rompehielos // BI FM
Aprovechamos la visita del rompehielos de la ONG conservacionista para conocer más de cerca su labor y los peligros a los que se enfrentan nuestros océanos. Una llamada a la acción.

Apenas pasan unos minutos de las 16.00 cuando varios operarios comienzan a colocar vallas para cerrar el acceso al Muelle Ramón de la Sota. «Háblalo con el Ayuntamiento», le dice uno de ellos al responsable de Bilbobentura, que ve cómo su negocio de alquiler de piraguas para surcar la ría se encuentra, de repente, enjaulado. Pues sí, tiene pinta de jodienda la cosa, pero nada que no tenga arreglo. Se mantiene un perímetro de cortesía. Bien.

Es 6 de junio, jueves, y hace un día que el Arctic Sunrise, el rompehielos de Greenpeace, atracó en Bilbao. Hoy, a las 17.00 horas, abrirá sus puertas al público, cosa que repetirá el viernes, el sábado y el domingo, antes de retomar el lunes su ruta de polo a polo para documentar las amenazas a las que se enfrentan los océanos. Una escala la vizcaína que, en principio, será la única de su trayecto.

El barco Arctic Sunrise de Greenpeace, en Bilbao // BI FM

Protege tu casa // BI FM

Queda tiempo, así que nos dirigimos al ItsasMuseum para tomar un café en Nave 9. Desde allí, a ritmo de rock and roll, blues y garage, observamos cómo va llegando el público, formando una hilera, no demasiado larga, paralelamente al buque, uno de los tres de los que dispone la ONG con sede en Canadá. El Arctic Sunrise, sin embargo, lleva bandera holandesa. Apuramos el cortado y volvemos, que el barco tampoco es muy grande y prevemos una larga espera para poder subir a cubierta.

Socios a un lado, no socios a otro. Como en los embarques de Ryanair, pero por una buena causa, en este caso. Al final, Greenpeace lleva casi 50 años funcionando gracias a ellos, sin aceptar subvenciones ni donaciones de dudosa procedencia, todo sea por salvaguardar su independencia y autosuficiencia. ¿Quieres pasar antes? Pues colabora, que es por el bien común. Nada que objetar.

El barco Arctic Sunrise de Greenpeace, en Bilbao // BI FM

El Arctic Sunrise, en Bilbao // BI FM

Mientras hacemos cola, se escucha la prueba de sonido de Macaco. Por la noche, a las 21.00 horas, Dani Carbonell y su banda presentarán en directo «Civilizado como los animales», su nuevo álbum, el cual incluye el single «Blue (Diminuto planeta azul)» y cuya versión física ha sido lanzada en un soporte de papel reciclado 100% impreso con tintas libres de cobalto. Y nada de plástico para envolverlo, sino un sobre reutilizable. Un músico, así pues, concienciado tanto en el fondo como en la forma y que se antoja el ideal para poner banda sonora a la visita de la organización conservacionista.

El barco Arctic Sunrise de Greenpeace, en Bilbao // BI FM

El que espera, desespera // BI FM

Subimos por la escalinata, por fin, no sin antes cederle el paso a una mujer que, a mitad de ascenso, decide dar media vuelta. El miedo es libre, como el sol cuando amanece. Como el mar. «La comunidad científica pide que al menos el 30% de los océanos del mundo se declaren santuarios marinos para 2030. Actualmente, menos del 3% están protegidos», nos dice nuestro guía, que enmarca en el «Informe 30×30» la labor del rompehielos. Un barco que, asegura, perteneció «a los malos», en este caso, «cazadores de focas con los que Greenpeace se tuvo que enfrentar en más de una ocasión». Las vueltas que da la vida.

El barco Arctic Sunrise de Greenpeace, en Bilbao // BI FM

Visitas guiadas hasta el domingo // BI FM

El escenario para la actuación de Macaco está preparado sobre el helipuerto, en la popa. Todo está bastante apretado. «Cuidado con los escalones, esquinas y obstáculos, que este barco es muy pequeño y el espacio está muy bien aprovechado», nos avisan. No podemos ni hacernos a la idea de cómo será navegar en él, en mar abierto, con temporal. «Al ser un rompehielos, su casco es mucho más estrecho de lo normal. Así puede penetrar en la superficie helada… y partirla con el peso. Pero vamos, sí, es más inestable que un barco normal», ratifica nuestro guía. Pues no admitirán donaciones pecunarias, pero un detallito por parte de Biodramina fijo que no lo rechazaban. Ha hecho bien en bajarse la señora de los vértigos.

El barco Arctic Sunrise de Greenpeace, en Bilbao // BI FM

Todo listo para Macaco // BI FM

Uno de los elementos más llamativos de la nave es la cabina que corona su mástil. «Nido de cuervo, se llama, y servía para detectar a las pobres focas. Ahora nos viene bien para poder ver a lo lejos, simplemente». Pues tiene que tener el estómago a prueba de bombas quien suba ahí arriba para encapsularse en lo más alto de una embarcación que va dando tumbos, la verdad. «Pero alguien tiene que hacerlo… más cuando pretendemos realizar la labor de vigilancia que llevamos a cabo en mares y océanos», nos recuerdan.

El barco Arctic Sunrise de Greenpeace, en Bilbao // BI FM

¿Quién dijo vértigo? // BI FM

Bajamos, subimos, giramos, bajamos y llegamos a la proa. Allí, el miembro de la ONG encargado de nuestro grupo (él es «voluntario», lo que vendría a ser el escalafón siguiente al «socio» y el anterior al «activista»), nos señala la gran cantidad de antenas colocadas sobre el puente de mando. «Vosotros, cuando hacéis una trastada -dirigiéndose a unos niños-, ¿queréis que os vean? No, ¿verdad? ¿Y qué hacéis si os pillan? Dejar de hacerlo, claro, pues eso es lo que busca Greenpeace», explica de manera absolutamente gráfica. Para ellos, no hay nada como poder comunicarse rápidamente y «dar publicidad» a sus acciones en alta mar. «Es como combatimos a los malos», afirma.

El interior del puente de mando llama la atención por la gran cantidad de asideros con los que cuenta («aquí siempre tiene que haber alguien, las 24 horas, y ya hemos dicho que esto se mueve mucho…») y porque todos los aparatos están duplicados («si te falla alguno, mejor tener otro de reserva, ¿no?»).

El barco Arctic Sunrise de Greenpeace, en Bilbao // BI FM

Cosas que mejor no usar // BI FM

Otro grupo quiere entrar a cabina, pero nosotros no podemos salir. Un equipo de La Sexta está grabando y entre eso, la prueba de sonido y demás, parece que todo se está ralentizando. Por fin, salimos a uno de los costados del buque (el de babor), no sin antes agarrarnos bien fuerte a la barandilla que jalona unas escaleras tan empinadas, que ríete tú del muro de Juego de Tronos. Nos cuentan que en 2013 el barco fue apresado «por los rusos», teniéndolo retenido durante nueve meses. «Cuando nos lo devolvieron estaba destrozado, así que hubo que reformarlo». Pues no seremos nosotros los que metan a Putin en el saco de «los malos», pero eso no se hace, Vladimir.

Termina nuestra visita. Ha merecido y mucho la pena. Hay que actuar. Ya. 2030 será demasiado tarde. «Este es nuestro pequeño escenario / Es nuestra obra de teatro / Nosotros somos los actores / Escribimos el guion y lo representamos», canta Dani Macaco. Buen viaje al Polo, Arctic Sunrise.

El barco Arctic Sunrise de Greenpeace, en Bilbao // BI FM

Laster arte, Artic Sunrise! // BI FM

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