No parecían tener mucho en común, pero un post en Instagram hizo que sus caminos confluyeran, dando vida a un proyecto conjunto donde la poesía de ella cabalga sobre las texturas electrónicas de él, como podremos comprobar este viernes 8 en Bilbao BBK Live
Ella nació en Totana, Murcia, al borde de los 90; él lo hizo en Bilbao, en los 70. Ella estudió Bellas Artes; él, Arquitectura. Ella cuenta con una dilatada trayectoria dentro de la escena de la poesía oral, del spoken word; él es conocido por haber sido el guitarrista de la banda indie WAS (We Are Standard), si bien hoy es profesor de música y miembro en la sombra de Orsai, la banda de rock formada por jugadores del Athletic Club. Él se reconoce más «cuadriculado», mientras que ella se declara más «azarosa».
No parecía que tuvieran demasiado en común…
Hasta que ella hizo un llamamiento en Instagram, él respondió… y se juntaron los caminos de Laura Sam y Juan Escribano.
Hoy, su primer disco conjunto, «La voz en contra» (Oso Polita, 2022), es ya una realidad, como lo es una gira que, en fechas próximas (es decir, ya) recalará, cómo no, en Murcia y Bilbao, antes de pasar por Madrid, Pamplona, Albacete… lugares donde las letras de Laura (costumbristas, sociales, poéticas, políticas) tendrán la oportunidad de cabalgar sobre las texturas electrónicas, paisajísticas, evocadoras, de Juan.
Nos reunimos con el dúo en las oficinas de Last Tour, casa de su sello discográfico y promotores de Bilbao BBK Live, festival donde actuarán este viernes 8 de julio (19:30h., escenario Beefeater).
¿Cómo os conocéis y surge este proyecto?
Laura: Por un encuentro fortuito en las redes sociales. Juan me seguía porque me había visto en algún spoken word, yo sentía que necesitaba incorporar la música a la palabra, porque yo venía de ese recorrido en la poesía oral, pero me faltaba unir la palabra a la música. Puse un mensaje en Instagram, Juan me respondió… y empezamos a trabajar.
Así que Juan te conocía como artista. ¿Y tú a él?
Laura: Sí, yo conocía a We Are Standard, los había escuchado más de jovencita, en mi época así más indie, pero sí, los conocía.
Juan: Yo, cuando la había visto en los spoken word, pensaba que tenía una cosa muy rítmica, lo pensaba para mí, fíjate, así que cuando lo planteó en público…
Laura piensa cómo decir cosas con palabras y tú piensas cómo musicarlas.
Juan: Eso es. Así que le dije que, aunque no lo había hecho nunca, me apetecía intentar ponerle música a lo que ella hacía. Me parecía muy interesante.
Todos te conocíamos como guitarrista, pero lo que haces ahora es totalmente electrónico… ¿en qué momento decidiste pasarte a las maquinitas?
Juan: Ya había hecho cosas con WAS, cosillas, no de manera muy relevante, había gente que tenía más mano, pero yo he ido incorporando siempre cosas a mi aprendizaje, desde que aprendí a tocar la guitarra. De repente hemos encontrado el sitio idóneo para darle salida a todo eso.
Laura: Es verdad, nunca te he preguntado cuándo empezaste a jugar con los cacharritos, a hacer música electrónica.
Juan: Desde que empecé con We Are Standard, realmente, sí, 2004 o así… ponía todos mis sentidos para ir quedándome con todo lo que veía.
Una aventura, en todo caso, que en aquellos inicios, ninguno de los dos esperaría. Ni Juan se vería haciendo música electrónica adaptada para un estilo musical, vamos a decir, más rap, ni Laura pensaría que iba a hacer canciones y dar conciertos…
Laura: A mí me cuesta verbalizar eso de que me dedico a la música y hago conciertos.
Juan: Pues los haces (risas)
Laura: Para mí ha sido una sorpresa total y un aprendizaje de la hostia. No es lo mismo estar tú sola con tu voz que adaptarte a unos ritmos, tener que llegar a ciertos sitios vocalmente, dar la talla cantando y tener compañía en el escenario.
Una historia de aprendizaje en común, por mucho background que tengáis ambos. Esto es nuevo para vosotros.
Juan: Sí, ayuda mucho lo que llevábamos en la mochila cada uno, pero ahora hemos tenido que comprar una mochila común y la vamos llenando.
¿Cómo componéis? Juan hablaba de que tus poemas tenían musicalidad. No sé si es así como funcionáis: Tú tienes los textos y él ve cómo revestirlos sonoramente.
Laura: No… Para mí es muy complicado que haya un poema ya hecho, con su ritmo, y que se integre la música. Excepto «Nadie nada», que ya estaba hecho, siempre es la voz la que se adapta a la música. Luego, la música también está al servicio de la voz, porque si yo de repente quiero meter diez frases más, Juan tiene que dilatar la base y yo pensar cómo construir la canción para que tenga coherencia.
Juan: A mí me gusta pensar que el ser arquitecto me ayuda a construir un espacio, sonoro, en el que pueda entrar Laura, sentarse, reflexionar y plasmar todos sus años de experiencia.
Nada que ver con Orsai, a todo esto, ¿no, Juan?
Juan: Ja, ja, no, nada que ver. Orsai son seis tíos supermajos, que juegan al fútbol que te cagas y que tocan música mejor de lo que te podías esperar. Son muy rockeros y me llaman de vez en cuando para ayudar. Me tratan tan bien que lo que quieran. Me parece genial que gente con tanta repercusión en lo suyo y en la sociedad promocione algo que tiene que ver con la música.
Tampoco el rock es lo más presente entre la chavalería. ¿Hasta qué punto estás metido tú?
Juan: Realmente, podrían funcionar de manera autónoma. A mí me llaman para ayudar con cosas, yo creo que les gusta ese apoyo, en ensayos, directos, estudio… supongo que se fían de mi experiencia y me piden consejo.
Un proyecto que tampoco imaginarías…
Juan: Totalmente.
Lo que está claro es que Orsai nada tiene que ver, musicalmente, con Laura Sam y Juan Escribano. A mí, cuando os escucho en plataformas, el algoritmo os relaciona con Maria Arnal i Marcel Bagés. No está mal…
Laura: A mí también, je, je.
Juan: No está nada mal, no.
El algoritmo, ¿nos conoce? ¿O nos dirige?
Laura: Conocernos ya te digo que no. Nos controla y nos vigila. Nos tiene bajo su yugo.
Juan: La cámara del portátil aún no puede vernos por dentro.
Laura: Aunque igual sí conoce nuestras emociones. No sabe quiénes somos, pero… no lo descarto. Es peligroso, en cualquier caso.
«Somos títeres en manos invisibles», vaya, como en la canción.
Laura: Eso es. No sabemos quién hay al otro lado, no podemos ponerle cara a ese ente que maneja el sistema actual. El sistema de consumo se basa en nuestros clics, likes y scrolls… es pertubador. Cada cosa está milimétricamente estudiada. Tu pulgar es un arma de destrucción masiva (risas).
El disco se abre con esta reflexión. Hablar desde un punto de vista costumbrista, en el año 2022, y no hablar del algoritmo, sería un sinsentido.
Laura: Así es. Además es una canción que salió del tirón, supersencilla. De hecho, Juan había hecho la base para otra canción, pero a mí no me encajo. La escribí en media hora y no toqué después ni una línea. No lo había pensado, pero que el disco abra con ese tema es bastante descriptivo de lo que va a venir a continuación. Tiene carácter crítico, habla de un tema en boga y musicalmente es muy extraño. Inclasificable, aunque es muy rapero, pero al mismo tiempo resume ese rollo contemporáneo que tiene el disco en lo musical.
Juan: Y en lo vocal. Un retrato costumbrista de 1920 no hablaría de esto, pero 100 años después yo creo que es lo suyo.
El algoritmo también os relaciona con Verde Prato, proyecto con el que también podéis tener conexiones. Y, ojo, porque si allí Ana Arsuaga canta mayoritariamente en euskera, aquí Laura hace una canción en murciano.
Laura: Bueno, canción, es que yo no la entiendo como una canción.
Juan: Está en el disco, es una canción. Tú cantas aunque digas que no.
Laura: Bueno, sí, supongo que sí. El poema se creó antes de pensar en el disco, aunque ya estaba con Juan. Nos pareció importante que estuviera ahí, como una manera de volver a la raíz y al acento que tenía cuando me fui de casa. Aunque es más importante el contenido que la forma. «La voz de los poetas» es un poco el contrapunto a «Agurra», que es más de aquí.
Sur y norte, Murcia y Euskadi. «España es la hostia», como reza la canción.
Laura: En este tema está dicho con bastante ironía… pero creo que es una frase que todos decimos alguna vez. Cuando lees el periódico, ves las noticias, el panorama político… España es la hostia.
En otra canción, «Nadie nada», puede parecer que mejor no esperar ayuda o apoyo por parte de ningún semejante, pero, en vuestro caso… no solo sois Laura y Juan, ¿no? ¿Sería posible todo esto sin contar con otras personas? Veo a mucha gente en estas oficinas…
Laura: Sí, me alegra un montón que hables de esto, porque lo mencionamos poco, la verdad, y hay mucha gente currando que nos apoya mucho en todas las decisiones, en la comunicación, en sacar un videoclip, el disco, llegar a la gente… Desde Jon Zabala en la producción, Bea que lleva el sello, Yahvé que es nuestro A&R, Andoni en marketing, Raquel, Sara…
Juan: Toda la gente con la que hemos trabajado en videoclips… hemos notado mucho el empuje de otras personas. Y más contando con que estábamos en pandemia. Sin ellos, esto habría sido mucho más difícil. O muy diferente.
Hablando de otra gente… ¿A quiénes le gusta más el proyecto? ¿A los fans de Kase.O o a los de Nacho Vegas?
Laura: Ja, ja, hemos actuado con los dos y muy bien, aunque no lo tengo nada claro. Ambos eran ídolos para mí, o referentes. Los escuchaba desde jovencita, quizá más a Kase.O. Yo creo que nuestro público es una mezcla de ambos, o que está a medio camino.
Juan: Sí, yo tengo claro que es así.
Laura: No sé si los raperos pueden ser muy fans, porque son muy puristas, aunque sé de mucha gente del rap a la que le gusta lo que hacemos. Igual el público del indie puede estar más receptivo, no lo sé. Estaría ahí en el centro el asunto.
Veremos en Bilbao BBK Live quiénes van a veros…
Laura: A ver, yo todavía no me lo creo. Juan está más acostumbrado, tiene mucha experiencia en estas lides, pero para mí es muy fuerte pensar que voy a estar ahí.
Juan: Pues créetelo…
Laura Sam y Juan Escribano actuarán este viernes, 8 de julio, en Bilbao BBK Live. Antes, el día 7, estarán en Murcia (Sala REM) y el día 15 en Cartagena (La Mar de Músicas). Terminarán el mes en Madrid (Noches del Botánico), donde acompañarán a Nacho Vegas (29 de julio).