Segundo y último fin de semana de la séptima edición del festival, que cerró con un nuevo sold out, encabezado por La Casa Azul, y un broche por todo lo alto con Novedades Carminha. Chico y Chica, Vulk y Cecilia Payne también nos hicieron disfrutar
El viernes 4 y el sábado 5 de mayo se celebró el segundo y último fin de semana de MAZ Basauri 2018, que cerró con un nuevo sold out, encabezado esta vez por La Casa Azul (tras el llenazo, siete días antes, de Sidonie), y el broche por todo lo alto de Novedades Carminha. Chico y Chica, Vulk y Cecilia Payne también nos hicieron disfrutar de lo lindo, como puedes comprobar en las fotos (de David Mars) que te mostramos.
Así que, en definitiva, MAZ Basauri volvía a colgar el cartel de «no hay entradas» en dos de sus jornadas, como ya pasara en 2017 con Fuel Fandango y León Benavente, en lo que ha sido una exitosa séptima edición (para la que también se agotaron sus bonos).
El viernes 4, una hora antes de la apertura de puertas, ya había alguna que otra cuadrilla merodeando los alrededores del Social Antzokia, en consonancia con la expectación generada por la visita de Guille Milkyway. Así, a las 21:30h, eran ya muchos los que abarrotaban los soportales del teatro, convertido, una vez más, en una inmejorable sala de conciertos.
Sin embargo, los primeros en salir a escena fueron José Luis y Alicia, Chico y Chica, quienes jugaban en casa, por lo que tenían a muchos de sus más acérrimos seguidores entre el público que abarrotó el Social. Se notó, ya no solo por los bailes y el buen rollo predominante en las primeras filas, sino porque clásicos «chycheros» como «Bomba latina» o «Tú lo que tienes que hacer» fueron coreados en plan karaoke colectivo.
Pero, para comunión cantarina y jarana generalizada, la de La Casa Azul. Lejos, muy lejos quedan aquellos tiempos en los que el grupo (en realidad, el proyecto unipersonal de Milkyway) daba la apariencia de tal, con cinco actores protagonizando sus videoclips. En directo, a Guille le podía la timidez, por lo que se parapetaba, cabizabajo, detrás de la cacharrería.
A día de hoy, convertido ya incluso en personaje televisivo (no olvidemos su intento eurovisivo ni su reciente participación en Operación Triunfo como «profesor de cultura musical»), apenas su icónico casco le sirve de protección a la hora de enfrentarse al gentío. Además, no va solo, sino que cuenta con una banda de lujo (incluyendo a Paco Tamarit, de The Flauters, Señor Mostaza o Serpentina) que aúna guitarra, bajo, batería, teclados, trompetas…
Que había muchos fans «de toda la vida» quedó claro ya no solo por la media de edad (La Casa Azul lleva más de 20 años de carrera), sino porque temas tan antiguos como «Galletas», «Cerca de Shibuya» o «Chicle Cosmos» fueron de los más celebrados, si bien el largo concierto -¡de dos horas!- fue una fiesta contínua.
Pero el de Guille no es, ni mucho menos, un proyecto nostálgico para poperos de los 90. A puntito de lanzar «La Gran Esfera», su quinto álbum como tal (singles y EPs al margen), «Podría ser peor» y «El momento», sonaron y fueron recibidos como si fueran sendos clásicos y no dos de los temas que irán incluidos en su próximo trabajo. Una no rumbera «Yo también» (ganadora del Goya en 2010) o «Como un fan», al piano y desprovista de base rítmica, también fueron momentos álgidos, por mucho que el baile quedase a un lado, en favor de sentidos coros («¿Qué quieres que te diga, que me arrancaste el corazóóóón?»)…
Aunque, con todo, ni qué decir tiene que «La revolución sexual», el gran hit de La Casa Azul (a escala «indie» hasta hace nada, casi mainstream hoy, por obra y gracia de OT) fue LA canción de la noche, con la perfecta acústica del Social amplificando los cánticos y su tarima convertida en gran discoteca. Los chicos saltaron a la pista, sí.
Los conciertos del sábado día 5 comenzaron media horita antes que el viernes, por aquello de que el cartel era triple y no doble. En un día soleado y con mucho público llegando, directo, del día grande del bilbaíno Mercado dosdemayo, digamos que el ambiente estaba ya caldeado de antemano.
Cecilia Payne, una de las nuevas bandas más interesantes del panorama vasco, fueron las primeras en subir al escenario. Con un sonido bastante oscuro y en consonancia con la herencia del indie rock 90’s más ruidoso, volvieron a convencer. En una velada en la que tendríamos bien de tensión post punk y desparrame garajero, sus atmósferas resultaron ideales para ir abriendo boca. En clara progresión ascendente, no sabemos si llegarán a ser las estrellas que estudiaba la científica que les dio nombre, pero van por el camino. Sky is the limit.
Tras el cuarteto vizcaíno… otro. Ese que lleva por nombre Vulk y que ya destacamos en nuestra lista de mejores discos de 2017. En ella, ya te avisábamos de que, por mucho que nos gustara el álbum, «Beat Kamerlanden», su directo eran palabras mayores. Andoni de La Cruz, Alberto Eguiluz, Julen Alberdi y Chavi Marco volvieron a escupirnos en la cara, en otra sacudida sónica al alcance de muy pocos.
Carisma, actitud, buen sonido y varios temazos mediante, Vulk dejaron claro que ellos también están llamados a ser una de nuestra bandas importantes en un futuro no muy lejano. La entrega del grupo, pero también de la audiencia, hizo el resto.
Los dos combos previos a Novedades Carminha, diferentes entre sí, también diferían bastante de la propuesta gallega, pero, sin embargo, la complementaban a la perfección. Carlos Pereiro «Carlangas» y compañía son menos oscuros y densos, pero todo lo que no tienen de atmósferas, lo tienen de desparpajo (y de cancionero, tras sus cuatro discos).
Conjugando su vena más garajera y destartalada, con esa otra, más reciente, en la que se muestran más abiertamente pop, los «Campeones del mundo» nos regalaron «Juventud infinita», «El vivo al baile», «Jódete y baila» o esa versión habitual en sus conciertos, la del «Demolición» de Los Saicos, con la que cerraron el show y MAZ Basauri 2018. A ellos ahora les toca preparar un nuevo trabajo que esté a la altura de las expectativas. Al festival, volver a llenar de buena música y público una plaza tan difícil como Basauri. Vista la evolución de todos, está claro que lo conseguirán. ¡Hasta el año que viene!