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Entrevistas

Miren Iza (Tulsa): “No contar nada es mi gran bandera roja”

Hablamos con la artífice de «Amadora», un disco que habla de todas esas abnegadas mujeres siempre al servicio de los demás y no reconocidas.

Miren Iza // Aitor Laspiur
Hablamos con la artífice de «Amadora», un disco que habla de todas esas abnegadas mujeres siempre al servicio de otros, pero de las que nadie se acuerda, a las que nadie reconoce, a pesar de haber sostenido a todos alrededor

“Amadora” es el primer disco de Miren Iza en el que cuenta con un personaje protagonista de las canciones, ajeno a la propia figura de la cantautora, perfil con el que siempre solemos relacionar, en primera persona, aquello que se narra en las estrofas. Esta vez, Amadora es una mujer que “llega a un momento de su vida en el que se desata el dolor de su cuerpo”, detalla Miren, y se va “haciendo preguntas”.

Un viaje a lo largo de los sentimientos de esta mujer “y de muchas otras” que tiene más que ver con “las generaciones de nuestras madres”, puntualiza, aunque con plena vigencia actual. Así, Amadora también tiene algo de la propia Miren, con unos “miedos personales” que se proyectan, esta vez, a través de un personaje de ficción. Una “señora” que la guipuzcoana ve “muy presente en la calle”, en la vida real, pero de la que “apenas se ha contado nada”.

Una mujer al servicio de muchos otros, a los que ha cuidado y servido, pero de la que nadie se acuerda, a la que nadie reconoce. Todo ello desemboca en un “dolor social”, tras mucho tiempo “sosteniendo” a todo el mundo alrededor. Un dolor del que existirían varios tipos, como Miren canta en “Cuando venga el león pálido”, pues el dolor es “una de las patas” del disco, confirma, como lo es también de la obra de teatro “Amadora”, escrita por María Velasco y en la que ambas actúan e interactúan, mezclando música con monólogos, sonidos con diálogos, las canciones de una con los textos de la otra.

“El dolor actúa como oportunidad, de disparador de una transformación”, explica Miren, quien pone el foco en la invisibilidad de todas esas abnegadas mujeres siempre a merced de los deseos de los demás. Pero llega un día en el que todo eso duele. Duele a nivel físico y duele a nivel mental. “Me mecerá en sus brazos el diazepam, el tramadol me susurrará, me enroscaré en la cama como un animal, hasta que el león se canse y me deje en paz”, relata ese segundo corte del nuevo disco de Tulsa. Que sí, también duele.

Pero hay otros temas en torno a los cuales gira el trabajo, “como el amor, la amistad o la relación madre-hija”, desgrana su autora, quien reconoce que, más allá de señalar a otros por el daño inflingido, “Amadora” supone “un ajuste de cuentas con ella misma”, esquivando un tanto los reproches a terceras personas como ese Joaquín que también pulula por la obra. Mujeres que han sufrido abusos de muchos tipos, “desde la pasividad social a la agresión física o psicológica”, pero que aquí no se pretenden tampoco mostrar como meras “víctimas” sino como sujetos activos que mantienen una conversación consigo mismos. “Una mujer de 65 años que se plantea qué puede hacer todavía, dónde está su deseo, que rebusca en ese baúl tan complejo”, reflexiona la ex Electrobikinis

«Si nadie te lo ha pedido, nadie te lo va a agradecer» // Aitor Laspiur

…Que tampoco pretende teorizar demasiado ni sentar ningún tipo de cátedra con su nuevo álbum. Lejos de ello, “la vocación es realmente musical”, pues hacer canciones, con la propia “erótica” que ello conlleva, es lo que motivó la composición del LP, que ella considera “pop” e “incluso punk”, a pesar de lo sosegado y melódico del resultado, eso sí, bastante minimalista.

Un trabajo que no es una colección de canciones, sino un disco con un sentido unitario. Con un concepto, si se prefiere, de esos que hay que escuchar “de arriba abajo”, coincide Iza.

El pilates, la terapia o la masturbación se presentan en “Amadora” como formas de conocerse y de mejorarse, de enfrentarse a los dolores del cuerpo y del alma y de salir adelante, a fin de cuentas, aunque a la protagonista parecen no surtirle efecto, pues ella “no está allí” en ese momento de su vida. La que sí que estaba, a la hora de crear la historia, era una Miren Iza capaz de cantar y contar cosas que hasta ahora no se había “atrevido a hacer”, afirma, gracias a un estado de ánimo “muy bueno y sólido” que le ha permitido afrontar este álbum “tan crudo”, como lo define, y más “explícito”, como reconoce.

 

Un lenguaje sencillo pero nada obvio, que diferencia a la compositora de tantos otros y que es marca de la casa en Tulsa. “Lo que hace la música pop con las metáforas es esconder y enmascarar temas muy importantes”, reflexiona Miren, desvelando que su “gran bandera roja” es la de caer en los lugares comunes o el “cripticismo” que no cuenta nada, por mucho que sus canciones también presenten “licencias poéticas”.

Psiquiatra de profesión, Iza expone que hace música por un “interés genuino de explorar algo”, ya que hacer un disco es “muy costoso a muchos niveles” y a ella le hace falta un “motor” que la lleve a crear canciones, en contraste con “gente a la que le va muy bien en la industria musical y casi va con el piloto automático”. Mejor no damos nombres.

En este sentido, “Amadora” sí que podría contar con algún guiño más personal, al cantar Miren en “No quiero hacer historia” eso de “No quiero el aplauso de la multitud, no quiero que me conozcan por la calle” o “No quiero hacer historia, nadie se va a acordar de mí”. ¿Es, realmente, una reflexión en voz alta? “Sí, ahí juego a contar algo mío, aunque utilizo al personaje para que sea más fácil”, ríe, rememorando lo “difíciles” que fueron los tiempos de “Ese éxtasis”, su álbum de 2021, y en el que la artista se sintió “bastante sola”.

Miren Iza, de Tulsa (2023) // Aitor Laspiur

Hoy, con nueva oficina y equipo, “hay un futuro y la perspectiva es muy diferente”, apunta, lejos de la pesadumbre que revoloteaba en nuestra anterior entrevista con la máxima responsable de Tulsa. Sin embargo, si “no pasara nada” con “Amadora”, ya con vistas a 2024, Iza no se cerraría a “poner la cabeza en otro sitio”, deslizando que ya cuenta con “otros proyectos” que, de momento, prefiere no desvelar. Permaneceremos atentos.

Tulsa presentará en directo “Amadora” el miércoles 3 de enero en Bilbao (Cotton Club). Antes, aún en 2023, interpretará las canciones de su séptimo disco en Almería (sábado 30 de diciembre, Alcazaba) y después, el 4 de enero, hará lo propio en Logroño, en el madrugador Festival Actual.

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